EL TRASTORNO AUTISTA
El trastorno del espectro autista (TEA) es una condición
neurológica y de desarrollo que comienza en la niñez y dura toda la vida.
Afecta cómo una persona se comporta, interactúa con otros, se comunica y
aprende. Este trastorno incluye lo que se conocía como síndrome de Asperger y
el trastorno generalizado del desarrollo no especificado.
Se lo llama "trastorno de espectro" porque
diferentes personas con TEA pueden tener una gran variedad de síntomas
distintos. Estas pueden tener problemas para hablar con usted y es posible que
no lo miren a los ojos cuando usted les habla. Además, pueden tener intereses
limitados y comportamientos repetitivos. Es posible que pasen mucho tiempo
ordenando cosas o repitiendo una frase una y otra vez. Parecieran estar en su
"propio mundo".
Durante los chequeos regulares, el doctor debería examinar
el desarrollo de su niño. Si existen signos de TEA, su niño tendrá una
evaluación completa y exhaustiva. Esta puede incluir un equipo de especialistas
que realizarán varios exámenes y evaluaciones para llegar a un diagnóstico.
No se conocen las causas del trastorno del espectro autista.
Las investigaciones sugieren que tanto los genes como los factores ambientales
juegan un rol importante.
Actualmente, no existe un tratamiento estándar para el TEA.
Hay muchas maneras de maximizar la capacidad del niño para crecer y aprender
nuevas habilidades. Cuanto antes se comience, mayores son las probabilidades de
tener más efectos positivos en los síntomas y las aptitudes. Los tratamientos
incluyen terapias de comportamiento y de comunicación, desarrollo de
habilidades y/o medicamentos para controlar los síntomas.
Signos y síntomas!
Los niños o adultos con TEA podrían presentar las siguientes
características:
- No señalar los objetos para demostrar su interés (por ejemplo, no señalar un avión que pasa volando).
- No mirar los objetos cuando otra persona los señala.
- Tener dificultad para relacionarse con los demás o no manifestar ningún interés por otras personas.
- Evitar el contacto visual y querer estar solos.
- Tener dificultades para comprender los sentimientos de otras personas y para hablar de sus propios sentimientos.
- Preferir que no se los abrace, o abrazar a otras personas solo cuando ellos quieren.
- Parecer no estar conscientes cuando otras personas les hablan pero responder a otros sonidos.
- Estar muy interesados en las personas pero no saber cómo hablar, jugar ni relacionarse con ellas.
- Repetir o imitar palabras o frases que se les dicen, o bien, repetir palabras o frases en lugar del lenguaje normal.
- Tener dificultades para expresar sus necesidades con palabras o movimientos habituales.
- No jugar juegos de simulación (por ejemplo, no jugar a “darle de comer” a un muñeco).
- Repetir acciones una y otra vez.
- Tener dificultades para adaptarse cuando hay un cambio en la rutina.
- Tener reacciones poco habituales al olor, el gusto, el aspecto, el tacto o el sonido de las cosas.
- Perder las destrezas que antes tenían (por ejemplo, dejar de decir palabras que antes usaban).
Diagnóstico
El diagnóstico de los TEA pueden ser difíciles de hacer
debido a que no existen pruebas médicas, como un análisis de sangre, para
diagnosticarlos. Para llegar a un diagnóstico, los médicos observan el
comportamiento y el desarrollo del niño
A veces, los TEA pueden detectarse a los 18 meses de edad o incluso antes. A
los 2 años de edad, el diagnóstico realizado por un profesional con experiencia
puede considerarse muy confiable.1 Sin
embargo, muchos niños no reciben un diagnóstico final hasta que son mucho más
grandes. Este retraso significa que hay niños con TEA que podrían no obtener la
ayuda temprana que necesitan.
No hay comentarios:
Publicar un comentario