domingo, 2 de julio de 2017

Test de Apgar

Hemorragia masiva y parto precipitado

Junto a su esposo, el cardiólogo Daniele Bertoli, la pediatra Francesca Colombani vivía el séptimo mes de embarazo cuando inesperadamente comenzó a sangrar la madrugada del 8 de febrero de 1999.




Tras ser ingresada al hospital de Sarzana (Italia) el ginecólogo, doctor Bernardini, decidió realizar de inmediato un parto por cesárea. Mientras le inyectaban anestesia epidural, Francesca padecía hemorragia masiva, las posibilidades de salvar a su bebé parecían escazas y el equipo médico agilizaba al máximo los procedimientos…





No daba señales de vida
Francesca y su esposo Daniele (imagen de arriba) que estaba con ella, alcanzaron a ver pasar ante sus ojos aquél diminuto cuerpo, de color gris, como un trapo, sin vida. El Test de Apgar en su escala de cero a diez para medir vitalidad, al minuto del nacimiento arrojaba índice cero. En estos casos se debe intentar revivir al bebé durante diez minutos y, si no hay reacción, el protocolo médico suele interrumpir las maniobras, ya sea porque el paciente está inequívocamente muerto o, si llegare a revivir, permanecería en un estado  vegetativo.  


A los cinco minutos el índice continuaba en cero. Todo indicaba nula esperanza de vida para esa recién nacida. Fue entonces que la enfermera Diva Pellini, movida por una certeza espiritual irrefrenable, salió del lugar… mientras los médicos continuaban su trabajo de reanimación. Fueron apenas un par de minutos los que Pellini tardó en tomar el teléfono, marcar el número del Monasterio de las Clarisas de Sarzana y transmitir a una de las monjas la batalla por la vida que enfrentaba la recién nacida.

Las monjas, que iban precisamente a la capilla, decidieron a su vez pedir la ayuda mediadora de una venerable mujer, la italiana Itala Mela. Así, unidos en intención el cielo y la tierra, oraron con fervor a Dios.

La bebé tiene ahora 18 años
En el hospital tras diez minutos el índice de vitalidad de la niña seguía en cero. Pero al continuar reanimándola, de improviso mostró reacción y al evaluarla el índice se elevó a siete. Mostraba un mejor color de piel, ¡por fin respiraba y tenía frecuencia cardíaca!

Esa niña cuyo nombre es Erminia, tiene a la fecha 18 años de edad y el milagro que a ella le permitió vivir ha sido el fundamento para que el pasado 10 de junio la italiana Itala Mela, conocida como “la mística de Liguria”, fuera beatificada en La Spezia, su ciudad natal.




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